Hay fotos que ocupan un lugar especial en el corazón. Estas son unas de esas. Conozco a Josh hace poco, este noble oficio de hacer fotos en matrimonios me llevó unos cuantos miles de kilometros al norte del continente, a varias horas en aviones y buses, pero que bueno cuando eso te da el privilegio de conocer personas que observan la vida con una mirada parecida a la tuya, bastaron pocas conversaciones para darme cuenta que Josh atesoraba aquellas cosas que más ocupan lugar en mi corazón: lo simple, la vida lenta, el evangelio, la comunidad, la iglesia, y si, también la familia. Josh y May me abrieron las puertas de su hogar para servirme y mostrarme la belleza de este hermoso diseño, algo muy menospreciado en esta generación, tal vez es porque cuesta, cuesta mucho, cuesta abandonar nuestro egoísmo, salir de nosotros mismos, y darnos por otros, pero cuan valioso y bello es todo lo que cuesta. Gracias Josh y May por recordarme eso.